EXCLUSIVA LA INFORMACIÓN
El suero de la verdad
La caída de una civilización
Por Rubén García Ganivet.
La realidad siempre puede superar a la ficción. Decía Julio Verne que «todo lo que un hombre pueda imaginar, otros podrán hacerlo realidad». Él fue capaz de vaticinar la aventura de la llegada del hombre a la luna y cien años después se cumplía la predicción el 21 de julio de 1969 con Armstrong pisando la superficie lunar. Si repasamos los hechos ocurridos en los últimos cinco años, ni el mismísimo escritor francés hubiera previsto cómo una simple fórmula química iba a provocar la caída de toda una civilización.
Primer contacto con Reue
Hace seis meses recibí una carta en mi buzón que me cambiaría la vida por completo. En el remitente podía leer la palabra «Anónimo», así que me enfrenté a ella con bastante desinterés. En ella, el autor se presentaba bajo el nombre de Reue y decía pertenecer al grupo ciber activista Anonymous.
Contactaba conmigo porque le gustaba cómo había afrontado la nueva realidad en relación con la crisis del famoso suero. Todos sabemos que fue Anonymous quien, en respuesta a otro intento de intromisión en las elecciones presidenciales en EEUU de 2020, sacó a la luz, a finales de ese mismo año, numerosos documentos del gobierno ruso, pero no sabemos que fue en la segunda filtración cuando se vertió información sobre la famosa fórmula del suero de la verdad que poco después cambiaría nuestro mundo. Mi sorpresa fue que Reue decía ser el hacker que se introdujo dentro de la red de los servicios de espionaje rusos. Concretamente el de los científicos de la FSB, la élite del KGB.
En la carta cuenta que «siempre se publica información cotejada por expertos de su organización en función del material a exhibir y que, con el suero saltó la alarma de una pequeña minoría». Parece ser que dentro de la organización se produjo una división que aún continua en nuestros días. Con posterioridad a la revelación de la información rusa, la actividad de Reue en la ciber organización ha ido descendiendo hasta desaparecer por completo.
Respecto a la fórmula, menciona que «los expertos que se negaban a la publicación decían que podría crear una crisis como nunca antes había existido en la historia de la humanidad. Que se usaría con las mismas intenciones del gobierno ruso». El autor de la carta confiesa que algunos solo deseaban informar de la existencia de una fórmula que producía una grave alteración de la función cognitiva de la víctima, pero nunca de la composición de esta.
Poco después de recibir la carta, escribí un artículo en este diario con un lenguaje cifrado que esperaba detectara Reue. En él, le pedía que me concediera una entrevista para este medio. Al día siguiente de la publicación me desperté ansioso por si había funcionado mi mensaje. Funcionó, antes del mediodía recibía en mi móvil una llamada desde un número desconocido con la siguiente locución desde una asistente virtual: 37º11´26,9¨N, 3º 42´39,7¨W. Muy bien, ya tenía el lugar ¿pero cuando? Busqué por internet la ubicación y justo al pulsar la tecla intro la pantalla se puso completamente en negro. A los pocos segundos se inició una videollamada cuyo contacto ponía Reue. Me caí al suelo del susto.
